Toda la gente que conozco que ha hecho el Camino de Santiago ha vuelto encantada. Es más, mucha ha repetido. Y ha vuelto encantada de nuevo. Y yo siempre lo he tenido por ahí, como una asignatura pendiente. Pero, por una razón u otra, nunca había podido. Y de repente, un día, hará poco más de un mes, mi amiga Cris me dice que quiere hacer El Camino de Santiago y que si quiero acompañarla. Así que… ¡Zás! Lo cogí! Trato hecho! Vámonos! Ésta es la mia! Era mi momento 🙂 Y yo, que soy un Fog encubierto, compré los billetes de tren hacia el punto de partida y así dábamos la nuestra: ya no había vuelta atrás.. ¿no? 🙂
Nuestra idea es hacer El Camino Francés desde Sarria en 6 días, de forma relajada, y “que fluya la energía”. Así que sin prisas. No queremos madrugones y cosas de esas que oyes siempre. Vamos fuera de la temporada alta, por lo que supongo que no tendremos problemas por sitio en los albergues. Para informarnos de las etapas, distancias, etc., usamos la Guía Eroski del camino, que mucha gente ya conoce y que es muy completa.

Así que el 11 de mayo embarcamos en el tren y, tras un viajecito de 6 horas de lo más agradable, llegamos a Sarria, nuestro punto de partida. Galicia nos recibe con sus galas habituales. Lluvia y lluvia y más lluvia. En el pueblo nos metemos en el primer albergue que se nos presenta (San Lázaro) y confiamos en que son todos, más o menos, iguales. Y acertamos de lleno. El albergue es muy acogedor; curiosamente, solo hay un extranjero en la habitación común, así que, por 10 euritos, dormimos la mar de bien.
A eso de las 7:30 de la mañana, amanecemos. Me cuesta mucho levantarme ZZZzzzzz… pero es genial comprobar que el albergue incluye el desayuno 😍
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Con nuestras pequeñas mochilas (35ltr), comenzamos a caminar bajo una lluvia débil y seguimos las indicaciones, flechas e hitos que hay cada 10m (el que se pierde es porque… porque… vale, es imposible!).

La mañana transcurre de forma agradable, caminando a buen ritmo, con gente (de vez en cuando), que siempre saluda con “buen camino!”. Apenas vemos españoles, son todos extranjeros. Debe DE ser que el ser ibérico huye de la lluvia insistente y tonta (cala sin darte cuenta). Cris es una compañera peregrina “intrépida como nadie” y se asusta al ver una culebra de un palmo, que resulta ser una lombriz de tierra 😂 así es ella. Una valiente!

Cruzando una vía de tren, avanzamos entre campos subiendo y bajando colinas. El camino es bastante llano en general. Chispea solo las 2 primeras horas pero el día permanece nublado. No se hace pesado llegar al destino de hoy: Portomarín (21km). Será porque es el primer día:) Estamos hambrientos, así que, después de registrarnos en el albergue «Bar Gonzar – Pensión» (muy normalito), vamos a comer un menú del peregrino por 9€ en uno de los tantos restaurantes del pueblo. Nos ponemos hasta arriba y, cual boas constrictor habiéndose comido un cervatillo, vamos a la habitación a ducharnos y A descansar con una buena siesta. Seguimos disfrutando de la temporada baja y estamos solos en la habitación común, aunque no tiene calefacción. Nos “bañamos” en Flogoprofen y nos abandonamos a las virtudes del Ibuprofeno 🎉😍 para mitigar las pequñas molestias del primer día.


Antes de cenar nos damos una vuelta por el pueblo y aprovechamos para encontrar algunos tesoros escondidos de un juego internacional llamado Geocaching 🙂 Para cenar, nos metemos un buen pulpo picantón con pimientos del padrón, que resultaron no picar 🙏🏼, y a dormir con un colacao calentito, bajo tres mantas y el saco.
El despertador me rompe el alma a las 7:30 y me cuesta otro riñón levantarme, aunque Cris por la mañana es como Speedy Gonzales 😅, vamos, el ratón más rápido de México. Siempre me tiene que esperar 😛 Este albergue no es tan guay como el primero y no incluye el desayuno, pero igualmente nos metemos unas tostadas reconstituyentes en el bar. Al comenzar a andar ya chispea, y la llovizna nos acompaña durante una potente subida, que acometemos valientemente. Después de cruzar la carretera nacional, viene lo que hemos bautizado como La Zona Muerta: un tramo de 40 minutos caminando casi sin poder respirar por el pestuzo de una fábrica de fertilizantes. Casi no lo contamos 😩😷💩😂

En esta etapa el camino va y vuelve junto a carreteras, y la lluvia ha convertido los caminos en barrizales que “disfrutamos mucho”. En Castromaior, una cadena colgando de una campana nos invita a tirar. Cris lo hace con mucho arte y yo trato de imitarla mientras una vecina, al fondo, nos grita para que dejemos de hacer el tonto 😂 Las últimas dos horas se resumen en lluvia, viento, barro, dolores y desesperación. Se hace duro con tan mal tiempo, pero es lo que hay. Nos metemos en el primer albergue que vemos al llegar (sobre las 16h, día duro) a Palas de Rei, el albergue San Marcos, que está muy bien. Llego con las piernas y pies chorreando porque mi poncho “no funciona”: es demasiado corto por el frente. Estamos hambrientos y me meto una fabada y pulpo a la brasa entre pecho y espalda que acaba conmigo para el resto de la tarde, previo ritual de drogas y cremas para los dolores de pies, rodillas y hombros. Después de despertar y secar cosas con secador en nuestra habitación-buhardilla, cenamos en el albergue lo que compramos en un súper, aunque no hay mucho hambre. Estamos destrozados 😅 y caemos desnucados, no sin antes echarnos unas risas por un momento show que tengo dándome un buen piñazo en cabeza y rodilla. Más dolores. Las 2 jornadas siguientes son solo de 15km, así que nos tomamos la licencia de dormir algo más 🙂

Madrugar al día siguiente es un sacrilegio, así que a las 8h emergemos con calma y con más calma aún recogemos, le hago un apaño a mi poncho y desayunamos. Sigue lloviendo, bajón 😦 Nos metemos bajo la lluvia débil y empezamos la marcha, con molestias en rodillas y pies. Los km se van acumulando.
Afortunadamente, hoy llueve mucho menos y el camino es más bonito. Hay varios tramos de bosque en galería preciosos donde Cris no pierde oportunidad de obsequiarme con su gran frase “súper bonito” a cada paso. Trato de enseñarle más superlativos mientras encontramos algún tesoro que otro. El Camino nos pone a prueba con tramos de barrizales y piscinas a superar, en los que Cris podría ahogarse 😂 Disfrutamos del día, incluso con lluvia, y llegamos a nuestro destino, Melide, a buena hora para comer pulpo, pimientos y tortilla en la pulpería «A Garnacha«. Según dicen, es el mejor pulpo del camino. Nos metemos en el albergue O Cruceiro en el centro del pueblo, que no está mal, y cenamos tranquilamente de supermercado mientras vemos Eurovisión 🙂 Mañana la previsión es buena y nos venimos arriba antes de dormir 👏🏼🎉😊


Compartimos habitación con dos americanas de California que al amanecer ya no están. Como siempre. 😂 Nos vamos (mientras las de la limpieza nos achuchan) a desayunar rápido para salir con el sol del nuevo día. Al fin Sol ☀️ sta cuarta etapa resulta ser muy bonita y, además, no transcurre casi cerca de la carretera, aunque hay un par de cruces de la nacional. Disfrutamos mucho caminando tranquilamente los 12 km de la jornada, hacemos fotos y vídeos, buscamos tesoros y, mientras, Cris le dice a todo el mundo “buen camino”.

Al llegar Arzúa, preguntamos en el primer albergue que nos encontramos, como siempre, aunque lo descartamos porque nos echan a las 8h y eso no va bien con nuestro horario solar 😂 Casi enfrente hay uno que nos da buena espina y subimos las escaleras para preguntar. Es la Casa del Peregrino, que regenta una chica que debe de ser prima de los Umpa Lumpa 😳😂 Es muy pequeñito, sólo 15 camas, pero nos convence, y, después, vamos a comer de menú a un restaurante que nos recomienda la Umpa Lumpa, pero que resulta ser un fiasco. Para desquitarnos nos pasamos la tarde en la plaza del pueblo tomando unas cañas, mientras le cuento a Cris batallitas de cómo formé mi primer grupo de música con 16 años (Sinapsis xD) o sobre las fiestas que montaba con mis amigos en aquella época 😂 La chica del albergue, a pesar de ser algo peculiar, se porta y me seca la poquita ropa que he lavado de gratis. Un detalle, oye. La cena es recatadita en el albergue mientras vemos a Jordi Évole, antes de irnos a dormir. Todos los de la habitación ya están en el séptimo sueño, claro.

Y, también como siempre, amanecemos solos en la habitación. Ya se han ido todos. Nos vamos a desayunar y partimos sobre las 9:30h camino de O Pedrouzo. Con tanta “prisa” me dejo el cargador del móvil en el albergue:/ aunque por la tarde al llegar llamo a la chica y me dice que me lo manda por correo. Otro detalle, oye 🙂 Esta etapa es de 21km y tardamos unas 5 horas, con muy buen tiempo. La verdad es que es bastante bonita, aunque tiene algunos tramos paralelos a la carretera nacional y algunos cruces con ella. Durante la etapa nos encontramos ya con bastante gente, y en algunos momentos hay incluso cola por un grupo grande de un colegio alemán. Estos teutones… Hay un momento en que estamos rodeados por mucha gente caminando en silencio. Nadie habla. Es algo extraño y mágico✨ En el Área de descanso de Santa Irene conocemos a un tipo, medio hippie medio psicólogo espiritual, que vende un libro de filosofía. Suena música de relajación de fondo y tiene un perrete muy majo. El tipo es tan simpático que nos ayuda a encontrar uno de los tesoros:)

Llegamos a O Pedrouzo pronto (13:30h) y damos con un albergue muy nuevo que está genial. Se llama O Trisquel y solo lleva abierto dos meses. Muy recomendable. Todo nuevo, amplio y cuidado. Hasta me dejan un cargador y todo! Pasamos la tarde en la calle, al sol, charlando sobre mil cosas y «arreglando el mundo» mientras vemos gente pasar. Luego, en el salón del albergue, vemos la tele y cenamos lo que habíamos comprado en el Día, mientras casi todo el mundo (no español) se mete ya en la cama. Luego, en solitario, nos tumbamos en los sofás del salón a ver la tele un rato y nos vamos a dormir. Mañana es el último día. Parece que llevamos andando medio mes jajaja. Por un lado me gusta que se acabe; por otro, no. Supongo que a todo el mundo le pasa. El que se acabe es lo que hace a los viajes ser tan especiales. Por un lado te cansas y sufres, y por otro el viaje termina, y el sufrimiento y el agotamiento se convierten en orgullo personal. En superación.
Nos levantamos los últimos, claro. Y hoy, por ser el último día, me levanto antes que Cris (y tengo que esperarla y todo jajaja); debe de ser que estoy escuchando La Llamada… de la naturaleza xD . Desayunamos rápidamente en el pueblo e iniciamos la marcha con buen tiempo y algo de emoción por llegar al final. La última etapa comienza por zonas de árboles alternadas con tramos abiertos. Hacemos fotos y charlamos mientras buscamos algún que otro tesoro escondido. La búsqueda de tesoros nos saca del camino para ir a la ermita de San Roque, en A Lavacolla. Tras alguna cuesta el camino se hace mas pesado porque ya no hay casi sombra, y nuestro bien amado amigo Lorenzo nos castiga sin piedad.

La mitad final de la etapa es más dura por el calor y el terreno, paralelo en muchos tramos a la carretera. Antes de Monte Do Gozo nos paramos en un puesto de souvenirs a comprar postales y alguna concha de peregrino y, qué casualidad!, uno de los chicos que atienden y la dueña del puesto son del último albergue! de hecho, ella es la madre del chico que regenta el albergue O Trisquel. Hay que ver jajaja.

Llegamos al Monte Do Gozo con un solete potente y allí nos encontramos con el monumento conmemorativo de la visita a Santiago de Compostela del Papa Juan Pablo II en 1989. Desde ahí ya podemos ver la ciudad y nos venimos arriba. Supongo que por eso llaman así a este monte 😉 Entramos en la ciudad y parecía que ya llegábamos cuando cruzamos el primer puente, pero… aún nos quedaba 1 hora más hasta la catedral! OMG!! Cruzar la ciudad fue una travesía demoledora por el calor y las ganas de llegar. Los pies ya nos dolían mucho (se notaba el día de calor) y el hambre apretaba. Son como las 14:30h..

Después de esos casi 4km, POR FIN vemos la Catedral y entramos en la plaza por el arco, donde toca la gaita un paisano. Al entrar en la plaza miramos la Catedral con emoción y nos abrazamos. Habíamos terminado! La fachada tenía bastantes andamios, una lástima. Pero bueno. Me gusta la sensación de superación cuando termino cosas así:) Nos hacemos algunas fotos:) y estiramos. Nos duele mucho el cuerpo. Al preguntar en la Catedral por La Compostela nos indican que hay que ir al Centro Internacional de Acogida del Peregrino en la calle Carretas (se trasladó a finales de 2015). Vamos allí a por La Compostela, aunque nos indican que hay una cola de dos horas:/ así que comer es lo primero. De menú, en un restaurante cercano. Luego acometemos la ardua tarea de encontrar un albergue en Santiago. Después de unas vueltas, preguntamos en la Pensión Mera: 35€/hab doble con baño compartido y en efectivo. Tenemos que sacar dinero en un cajero porque no nos queda efectivo y la señora no nos deja entrar sin pagar en este momento. Muy feo, la verdad. Afortunadamente, el Karma flota entre nosotros, como La Fuerza, y, mientras buscamos un cajero por las calles, nos topamos con un albergue-hotel muy majo y barato (para ser Santiago) La Salle 38€/hab doble con baño. 👏

Después de una ducha y un rato de descanso, salimos con el sol del final del día para dar una vuelta y aprovechamos para ir a por La Compostela de nuevo, y bingo!, No hay casi gente. La chica que nos atiende es muy maja y le caemos tan bien que nos explica un montón de cosas que tenemos que hacer como peregrinos jajaja nosotros no decimos nada, pero nos toman por peregrinos muy devotos jajaja incluso aparece un sacerdote muy majo que nos invita a una misa con unos cánticos originarios de Francia, una especie de mantra. El momento es algo surrealista jajaja tenemos cara de devotos???
Aprovechamos el rato para encontrar tres tesoros cerca de la Plaza del Obradoiro y, de casualidad, nos topamos detrás de la catedral con toda una multitud cantando A Rianxeira, acompañados por una banda de música. Es bastante impresionante el momento. El hambre aprieta y vamos a cenar por la Rúa do Franco, que está llena de restaurantes y bares. Nos han recomendado A Taberna Do Bispo, así que probamos ahí cenando pulpo, pimientos y alguna cosa más. Muy rico, la verdad.

De vuelta al albergue pasamos por la parte de atrás de la catedral y vemos la sombra del peregrino, o El Peregrino Escondido, como lo llaman. Una sombra visible cuando se va el sol, con la silueta de lo que parece un peregrino y que, según se cuenta, acompaña al peregrino en todo su camino hasta Santiago. Sólo aquí, en la Plaza de la Quintana de Mortos, se deja ver y, a partir de entonces, te acompaña en todos tus viajes para guiarte por el camino correcto.
Amanecemos con la calma que da saber que hoy ya no tienes que caminar:) Recogemos y desayunamos en la terraza del Hotel Costa Vella (muy bonito), con el tiempo justo para ir a la misa del peregrino en la catedral. A pesar de haber terminado nuestro camino, aún nos queda alguna prueba más, ya que en la Puerta de la Misericordia el segurata no nos tiene ni un poco de esta misma. No nos deja pasar porque nuestra mochilas son un poquito más grandes de lo permitido:/ como siempre digo, “dale a un tonto un uniforme….” En fin, que nos tenemos que ir hasta la oficina de Atención al Peregrino para dejarlo en sus taquillas, que consisten en un garaje con mochilas tiradas. Eso sí, numeradas. Así que, después de 20 min de “peregrinación extra”, entramos en la catedral con la misa empezada, en torno a los peregrinos y su significado y todo eso. Veo mucha gente devota y muy emocionada. Está muy lleno, es impresionante. Tanto como el retablo, enorme, y los dos no menos enormes órganos (de iglesia, claro).

Recorremos la catedral mientras escuchamos lo que comentan las lecturas, y no deja de parecerme raro lo que se lee y se predica con ese retablo impresionante bañado en pan de oro detrás del orador . Como que no me encaja. Aun así, disfruto mucho de la grandeza de la catedral y su ornamentación. Antes de que termine la misa vamos a darle el abrazo al Santo. Se pasa por detrás del altar mayor y se le abraza por detrás. Puedo ver a todo el mundo de frente y con los focos cegándome xD .

Vamos también a ver la tumba del Apóstol, que está bajo el altar mayor. Es una salita pequeña con el arcón al final de una estrecha galería que no es accesible. Ahí cada uno le pide lo que quiere, con más religiosidad o con menos. Con más fe o con menos. Pienso en la cantidad de gente (desde hace siglos) que ha caminado lo indecible para estar justo ahí. Y después… VOLVERSE! Chapó. Es increíble lo que puede hacer la fuerza de voluntad, ya venga de la fe o de cualquier otra cosa. Está claro que «mueve montañas» 😉 . La misa termina y vemos el famoso botafumeiro volar de un lado a otro mientras todo se llena de un olor a incienso intenso que me hace pensar que voy a seguir oliéndolo hasta en Madrid.
Ya fuera de la catedral, vamos al convento de monjas de clausura que está detrás para que Cris les compre, a través de un ventanuco con rejas, una especie de tarta de Santiago que hacen. Una monjita pálida nos atiende con un hilo de voz. Deben de ser de clausura profunda!
Nos vamos ya a la estación de tren, con buenas sensaciones. Hemos disfrutado mucho. Nos hemos reído de lo lindo y hemos andado 111km en El Camino de Santiago! Oleeee!
Estamos muy orgullosos y ha sido una gran experiencia en muy buena compañía 🙂 aunque al llegar a casa quiero dormir hasta que me duela el cuerpo 🙂

GALERÍA DE FOTOS – CAMINANTE NO HAY CAMINO…
(pincha para verlo en grande)